La última noche
Nunca se cansó de esperar
esa figura errante que se desdibuja en el horizonte,
solitaria alma donde ahora yacen sus flores,
en aquellos recuerdos aún intactos
Nunca se cansó de esperar,
distancias infinitas separaban sus tactos,
distancias cortas apresuraban sus ilusiones
Nunca, nunca se cansó de esperar
ni de llorar, ni de gritar hacia el cielo
¡dondé está mi luz, dónde está mi velero!
Pero ¿abajo o arriba?, ¿dónde está el cielo?
¡Para que no me equivoque de camino al inferno!
Nunca se cansó de gritar
Y nunca, nunca se cansó de pensar
en aquella risa que nunca volvería a escuchar
Que nunca volvería a disfrutar
para sentirse infinito, invencible
No, nunca se cansó de esperar
Pero aquella misma espera
lo hizo volver a la mar
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